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25 may 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 20)

El aplauso sanitario

https://twitter.com/PerterPunk/status/1248972113014333452
De Luis Quiles, artista muy respetado en Mundo Alocado.

Si hiciera un listado de lo peor y lo mejor que he vivido en esta pandemia (que-tanto-queremos-quitarnos-de-encima-pero-que-todavía-no-se-ha-ido) las dudas sobre lo que incluir serían muchas pero el aplauso sanitario tendría un lugar claro. Simplemente es lo mejor y mas bonito que ha pasado en todos estos días. Surgío en un momento durísimo a todos los niveles y su estruendo a las 20:00 en esos primeros días de impotencia y dolor sirvió para canalizar mucha rabia contenida y transformarla en esperanza, mientras ponía en la primera línea de la sociedad a los verdaderos héroes de toda esta pesadilla. Personalmente, nunca había sentido un clamor colectivo tan unánime hacia nada.

Las 20:00 se convirtieron en un cita ineludible en el bunker y animamos a la pequeña N a que se dejara las manos aplaudiendo mientras gritaba "¡vivan los médicos!", que no se trata sólo del gesto sino de compartir y comprender a lo que va asociado. En su punto álgido toda esta performance colectiva ha dejado momentos muy simpáticos como los DJs de balcón poniendo música a todo trapo tras los aplausos o esos hermanamientos entre vecinos que han descubierto su presencia mutua al verse las caras todos los días. Y digo simpáticos porque aunque me haya resultado especialmente cansino que el "Resistiré" del Duo Dinámico me taladrara los oídos un día sí y otro también, al menos no veía la malicia y la hipocresía que posterior, e inevitablemente, han ido surgiendo entre bambalinas.

Como todo buen movimiento con tirón y aceptación social, el aplauso sanitario ha intentado estar politizado desde el primer momento. Es una lacra que tenemos en este pais con practicamente cualquier cosa y con esto no iba a ser menos. Sus intentos de secuestro han sido diversos (el primero de todos los que recuerdo fue una especie de contraprogramación promovida por ya saben ustedes quienes donde se instaba a hacer sonar el himno nacional) pero nadie ha sido capaz de desplazarlo de su intocable franja horaria y diversas protestas, caceroladas y eventos publicitarios diversos (como cantarle el cumpleaños a Amancio Ortega, un Humans of Late Capitalism fino, fino) han tenido que encontrar acomodo a regañadientes a las 21:00.

En cualquier caso, el aplauso sanitario ya ha vivido sus días de gloria y ahora afronta sus últimos estertores. En mi barrio poco a poco se va apagando y la verdad es que tengo mucha curiosidad por ver cuando lo hará del todo. Creo que sigue siendo un gesto necesario pero cargado de un significado que se pierde  por mero desgaste y por colisionar de bruces contra la realidad: de nada sirve el gesto si no aprendemos la moraleja de la historia. Puede que no lo despidamos con la grandeza que se merece pero, aunque muera por olvido, espero que dentro de unos meses, años o decadas no tengamos que repetirlo, porque entonces no habrá valido para nada.
 

24 may 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 19)

A (Phase 0) Brave New World

¿Máscara? CHECK. ¿Guantes? CHECK. ¿Distancia social? CHECK


Nueva normalidad...  suena espantoso, ¿verdad? Pero tampoco voy a ponerme muy exquisito porque no traigo ningún término distinto para proponeros, así que con nueva normalidad que nos quedaremos en esta página.

Si el problema al final no es el término en sí. Es como nos va a golpear en el estómago.

A principios de mayo probe un pequeño pedacito de eso en mis carnes. Tuve el primer vistazo al mundo que nos espera después de todos esos paseos vacíos y apurados, de kilometro a la redonda al barrio y sin destino ni propósito concretos. Siempre apurado, con las gafas empañadas por culpa de las mascarillas (ya he probado todos los trucos habidos y por haber, gracias) y con una niña de 5 años, a la que no le ofrece realmente nada el exterior, tirandome del brazo para volver al bunker porque lo que quiere es volver a socializar con su clase, colegio y amigos.

Por primera vez en semanas tenía un paseo al aire libre con objetivo: mi primera cita previa en la tienda de cómics. Una experiencia recubierta de extrañeza pero que no me pareció irreal sino un adelanto de como se van a desarrollar los acontecimientos a partir de ahora, un teaser de lo que viene.

La tienda de cómics es, muy posiblemente, lo mas cerca que estoy de profesar una religión. Para mí no es tan sólo un espacio físico donde comprar cosas (porque puedes tirar de Amazon y tan agusto, ¿no?) sino que pasa por ser un lugar de peregrinación, casi un santuario. Me gusta tanto ir a comprar como todo el cacharreo asociado: disfruto preparando la lista de la compra, descubriendo in situ las cosas que se me han pasado por alto, encontrándome a gente que conozco y, sobre todo, hablando con el tendero. En las circunstancias normales previas a la pandemia era uno de mis momentos preferidos de la semana, un bloque de tiempo dedicado exclusivamente a mí que disfruto como un enano desde que salgo por la puerta del bunker hasta que vuelvo.

Como había hecho los deberes, solicitando mi cita y leyendo las instrucciones, el escenario que me encontré tampoco me cogió de sorpresa. Tuve la tienda a mi completa disposición y para mí sólo durante media hora, no podía tocar absolutamente nada y tenía que tomar las medidas de higiene a las que nos estamos habituando (mascarilla, gel hidroalcohólico). Me alegré mucho de hablar de nuevo con el tendero y forcé (es un decir) bastante la compra porque realmente el tema de las novedades había quedado en stand-by y la tienda estaba exactamente igual que el último día que fuí (11 de marzo, cuando cerraron los colegios) pero quería hacer una compra considerable para celebrar el reencuentro.

Fue en el camino de vuelta cuando me entró el bajón. Por una parte pensaba en el privilegio de toda la situación: el poder comprobar de primera mano que la tienda no cierra, el ser uno de los habituales que va a intentar seguir al pie del cañon mientras se recupera así como comprobar en directo que la vida sigue, que poco a poco las aguas volverán a su cauce. Por otra parte me entristecía todo lo marciano, la absurdez de que me de rabia no poder toquetear todos los cómics de la estantería para llevarme el que esté mejor o el no haber podido encontrarme a ningún habitual para darle palique. Estupideces que daban forma a la esperiencia completa y que quien sabe cuando recuperaré (si es que son recuperables).

Mañana arranca la Fase 1 en Madrid y va a ser una etapa de reencuentros de todo tipo, sobre todo familiares. Personalmente, no se todo esto me genera ahora mismo mas ansiedad o miedo, pero estoy deseando afrontarlo de una vez por todas.

3 may 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 18)

Haz lo que digo, no lo que hago.

Fiestas del 2 de mayo de 2020. Malasaña desconfinada.
Al final no eran sólo los de los perros o los que tienen niños: ¡el conjunto de la puta sociedad es egoista e irresponsable!

¡¿Sorpresa!?

Inicio de la Fase 0 de la desescalada del confinamiento y tengo que decir que es la primera vez en todo este tiempo que la realidad que me llega a través de WhatsApp y redes sociales coincide con lo que veo en las inmediaciones del bunker. Si esta mañana desayunaba con las vergonzosas imágenes de las jaranas de Malasaña y Lavapies de ayer, para rematar el día he salido a tirar la basura sobre las 21:00 y he alucinado. Bicis, niños, abuelos, familias enteras de paseo, grupetes de chavales... y una escasez de mascarillas, guantes o distancias de seguiridad (sí, mi nivel de paranoia me permite hacer escáneres situacionales en el acto) de plantearte si ha terminado ya la pesadilla y, encima, eres idiota y no te has enterado.

Como os he ido contando en algunos reportes el bunker desde el que emito está situado frente a un parque bastante apañado, uno de esos sitios ideales para hacer triquiñuelas con las prohibiciones, pero, hasta ahora, mi impresión era que en el barrio se estaban haciendo las cosas mas o menos bien. Es cierto que en los primeros días había bastante listillo quedando con los amiguetes para sacar al perro pero nada que no arreglara la conjunción implacable de la Gestapo del balcón y la Policia. Quitando un par de altercados razonables, la verdad es que en muchos momentos del confinamiento me ha relajado mirar por la ventana y ver actitudes responsables. Me ha hecho pensar mucho en como una minoría irresponsable te rompe el esquema de las cosas y distorsiona tus impresiones (y tu ánimo). Y sigo pensando que hay una mayoría de personas que se están tomando las instrucciones con la seriedad que requiere la situación pero con la estampa que me he encontrado a pie de calle se me ha caído el alma a los pies.

1 may 2020

TANK! Virtual Session 2020 by SEATBELTS Produced by Yoko Kanno

Vamos a comenzar mayo con alegría que este abril-confinado ha sido duro para los ánimos (pero, oye, que prueba superada. Seguimos). Veremos lo que nos depara este mes en cuanto a desconfinamientos y recuperación de normalidades diversas pero desde Mundo Alocado queremos ponerle un opening enérgico y optimista al inicio de esas Fases de la desescalada que tendremos que superar como si fuera un videojuego.

Y esta versión de la maravillosa TANK! de Cowboy Bebop nos ha arrancado una sonrisa. Resulta que Yoko Kanno y los Seatbelts se han sacado de la manga un proyecto paralelo (Season Starducks) para conectar músicos (requisitos: Only good kids staying-at-home like a good dog can participate) y hacer versiones desde la reclusión domiciliaria. La verdad es que el resultado de muestra es muy bueno. A diferencia de la infinidad de versiones-Frankenstein que están surgiendo estos días, que tienen mucho corazón y buenas intenciones pero el resultado final es desastroso, esto suena realmente bien:


BONUSTRACK: Y tampoco nos vamos a tirar mucho el rollo porque ni pajolera idea de japones pero si vais al Twitter de Mataro Misawa (el batería que abre el anterior video) podéis ver una especie de teaser/ensayo (o vete a saber... ¡Descubridlo vosotros!) en el que se ve bien a la buena de Yoko haciendo el idiota.

30 abr 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 17)

The Decimation


Comparar la situación actual con el chasquido de Thanos es frívolo e infantil, pero esto es Mundo Alocado y en algún momento iba a tener que hacerlo. Llamadlo fanservice si queréis y estará bien dicho porque mi cabecita llena de superhéroes, cacharreo y cultura pop trotona, no puede evitar pensarlo. Tengo Avengers: Endgame muy presente estos días no sólo porque se estrenara justo hace un año sino por todas las similitudes con la situación actual. Ya no es unicamente que un evento catastrófico haya sumido a toda la humanidad en el caos y la desesperación; es cómo habla de la pérdida, de la superación del trauma colectivo y cómo sobreponernos a ello.

La primera mitad del metraje bien podría ser una introducción al mundo que nos vamos a encontrar post Covid-19 pero parece ser que lo único que ha permeado en el imaginario popular es su (muy satisfactoria, pero vacía) segunda mitad, cargada de ruido, fanfarría y ajustes de cuentas de todo tipo. Porque del mensaje de la propia película (y practicamente de todo el MCU hasta la fecha), mejor ni hablar ahora mismo. Aquello de que sólo cuando dejemos nuestras diferencias de lado y estemos unidos podremos plantar cara a adversidades mas grandes que la vida... no parece estilarse mucho estos días.

Pienso mucho en ese mundo post Covid-19 (la nueva normalidad o como queráis llamarlo) y en sus consecuencias, a lo que vamos a tener que enfrentarnos y a lo que habremos perdido en el camino. Y eso que no se me va a ocurrir mencionar a los muertos en este blog de tres al cuarto, porque creo que es un tema que le viene muy grande y porque merecen el mínimo de respeto que todos los buitres y miserables que están sacando tajada de la desgracia no les conceden.

Lo que me viene comiendo la cabeza esta semana es el deterioro del tejido de la realidad en su vertiente mas local: cuanto va a quedar de mi cotidianeidad cuando pase esto. No es un pensamiento que me haya venido de golpe y porrazo justo ahora, digamos que empezó a germinar hace unas semanas cuando uno de mis locales favoritos anunció su cierre definitivo. Me sorprendió mucho el comunicado porque la mayoría de negocios, aunque la situación y el futuro se prevean terribles, proyectan cierta esperanza al futuro, a celebrar el reencuentro cuando llegue esa nueva normalidad. Pero este no era el caso y la noticia me sentó como un puñetazo en el estómago.

Pensar que no será ni el primer ni el último negocio local que va a echar el cierre me supera. Tengo bastante vinculación (incluso emocional) con muchas tiendas de mi ciudad y el goteo de cierres que viene ocurriendo desde la crisis del 2008 me entristece y cabrea mucho, me hace pensar en el tipo de sociedad de mierda que hemos creado que prefiere ahorrar una miseria a tener un comercio local sostenible, que de oportunidades de trabajo y alegría a las calles.

Mi barrio en concreto ya lleva bastantes años con la salud de sus tiendas y comercio muy tocada y todo parece indicar que esto va a ser el último clavo en el ataud. Cada vez que desaparece un local pienso que deja una "cicatriz" porque lo mas habitual es que tras el cierre nunca vuelva a abrir de nuevo y la estampa que deja, de oscuridad y abandono, es lo que va a permanecer a pie de calle por los siglos de los siglos. En estos últimos años han sido muy pocas las excepciones de locales que han vuelto a la vida y casi siempre ha sido peor el remedio que la enfermedad porque los únicos negocios que germinan son las casas de apuestas.

En todo esto pienso ahora que puedo dar esos paseos de un kilometro a la redonda del bunker, con mi hija de la mano, las gafas empañadas por la mascarilla y todos los bajos comerciales en un estado comatoso del que seguramente no salgan. Un mundo lleno de cicatrices.

26 abr 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 16)

¿Es que nadie va a pensar en los niños?

Domingo 26 de abril. Mediodia. Cualquier calle de la geografía española.

Pues no, nadie va a pensar en los niños. Y mucho menos sus padres. Ni en los niños ni en nadie en particular porque si alguien tenía algún tipo de confianza en que 43 días de confinamiento nos ayudan a hermanarnos más con el resto de la sociedad y a ser responsables... ¡Ja!

Hoy comienza parte de la desescalada del confinamiento con una medida muy solicitada y que ha generado bastante polémica como es la de permitir que los niños puedan salir a pasear. La polémica se ha ramificado en dos frentes: los ataques al Gobierno (que no supo transmitir las medidas correctamente y, además, tuvo que rectificarlas sobre la marcha) y cierta oposición social entre grupos que consideran que conceder tal "privilegio" a los niños es (tachese lo que no proceda) improcedente, innecesario o injusto. Dichos motivos a su vez los podemos clasificar entre la precaución ante la pandemia/responsabilidad social y, directamente, la envidia cochina, en un debate que suena sospechosamente similar al que ya se dió al principio de confinamiento con aquello de dejar salir a los perretes para hacer sus necesidades.

Personalmente, las medidas, como finalmente han sido adoptadas (limitar las salidas con menores a hacer la compra no tenía ningún sentido), me parecen necesarias y de sentido común. Mi situación es privilegiada porque la Pequeña N (5 años) está comportándose de forma ejemplar y el Pequeño B (8 meses) demasiado preocupado está con los dientes que le están saliendo para plantearse nada más. Y sin embargo ambos necesitan salir por muchas cosas que me parecen obvias pero, sobre todo, porque no pueden entender ni racionalidar la incertidumbre del confinamiento como podemos hacerlo los adultos (evidentemente, quien necesita salir mas es N). Pero puede que mi juicio esté nublado por el mero hecho de ser padre porque he debatido bastante sobre ello durante esta semana con personas que no tienen hijos. Expuesta mi opinión sobre la necesidad me han preguntado mucho sobre lo que iba a hacer (sobre todo tras el anuncio inicial, el de sacarlos de casa unicamente para hacer la compra) y mi respuesta era que no lo sabía, que tenía que ver cómo estaba la situación para decidir.



Y aquí ha entrado en juego un concepto que me enloquece desde que nos confinamos: cómo percibo el mundo exterior desde la ventana del bunker y lo que veo a traves de internet, redes sociales, medios de comunicación, etc.

Si me atengo a lo que he visto en la red durante la mañana de hoy me hundo en la miseria. Mareas humanas de ciudadanos con su prole, familias enteras domingueando (¿pero no era un adulto x hasta 3 menores?), niños en parques corriendo, jugando, apelotonados unos sobre otros... distancias de seguridad en stand-by... ¡familias enteras en la playa!...

No salimos de esta hasta 2021. Confinados para la eternidad.

Son imágenes de vergüenza absoluta, de perder la esperanza en el género humano. No me gusta ponerme la etiqueta de padre porque me parece que las etiquetas generalizan colectivos a granel. Conozco padres estupendos y responsables y auténticos descerebrados y de hecho me hace bastante gracia que me pregunten algo "como padre" porque no se qué se esperarán que represente mas que a mí mismo y mis neuras. Dicha esta parrafada, como padre no puedo entender esas imágenes tal y como me llegan y consumo (habrá mil excepciones y casuísticas particulares que se me escapan). ¿En qué coño están pensando?

Así que querría contaros mi experiencia personal de hoy porque es bien distinta.

¡Preparados para salir!

En un principio no tenía pensado salir hoy con la Pequeña N porque intuía que el primer día iban a producirse escenas como las que he descrito mas arriba. Desgraciadamente creo que entra dentro de lo esperable y, de hecho, si me acojo a mi experiencia personal reciente no puedo olvidar cuando suspendieron las clases el pasado 11 de marzo y el parque situado enfrente del bunker se saturó de niños y abueletes.

Pero durante toda la mañana he visto un escenario muy propicio desde la ventana. Pocos adultos y niños y comportamientos responsables. Una grata sorpresa y un contraste radical con las imágenes y videos que me llegaban al movil. El panorama me ha parecido tan bueno que finalmente me decidí a salir y la cosa no ha ido nada mal. La Pequeña N y servidor nos hemos ataviado a la Mad Max y nos ha acompañado en nuestro pequeño paseo la Paranoia Absoluta para ayudarnos en todo momento a cumplir las Reglas del Coronavirus (tenemos que ir de la mano, no nos podemos tocar la cara, si vemos a un amigo hay que "abrazarle desde lejos", etc). También nos ha acompañado cierta sensación de que estaba haciendo algo mal lo que ha hecho que llevara a la pobre por la calle como si fuéramos a comprar droga. Creo que ha sido una especie de cargo de conciencia por todos esos padres protagonistas de las imágenes del jolgorio y la irresponsabilidad, por salir a la calle al igual que han hecho ellos aunque las circunstancias no fueran las mismas.

Ha sido un paseo muy corto (20 minutos) y extraño porque al ser domingo por la tarde (hemos salido a las estratégicas 16:00 para encontrarnos a cuanta menos gente mejor) el impacto de ver el barrio hibernado, con todas las tiendas cerradas y sin un alma por la calle, me ha parecido que era lo propio del día y de la hora no del contexto actual. Como misión de reconocimiento ha estado bien y ya veremos como resulta el resto de días que salgamos, que no tienen por qué ser necesariamente todos. Si es que podemos salir dentro de una semana porque visto lo visto...

20 abr 2020

20 de Abril (Celtas Cortos y amigos. Versión 2020 Covid-19)

Quién me iba a decir a mí que iba a poner 20 de abril de Celtas Cortos en la página... Nada en contra de ellos que soy bastante fan (En estos días inciertos... forma parte de mi ADN musical y Skaparate nacional me sigue pareciendo un temazo que casi no ha perdido vigencia) pero con esa canción me pasa lo mismo que con Fiesta Pagana de Mägo de Oz: quemada por sobrexposición. Bajón absoluto de sólo tararearla. Intento esquivarla siempre que puedo porque encima me trae nostalgia de la mala, de darme cuenta de todo el tiempo que ha pasado desde entonces (¡hoy cumple 30 años!).

Pues nada, resulta que se han sacado de la manga un montaje-Frankenstein con la canción versionada por un puñado de amiguetes desde el confinamiento... y me ha parecido precioso, de soltar la lagrimita. Es un homenaje a sí mismos y a la canción pero, sobre todo, (y esto es lo que los diferencia de muchas cosas similares que estamos viendo estos días y que apestan a ego) a los verdaderos héroes de todo esto.

Este el tipo de cultura popular que toca el corazoncito de esta página.

#nonospodránparar


19 abr 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 15)

Truth doesn't make a noise



Durante este domingo tarde me ha llegado por WhatsApp un calendario que desgranaba cómo iba a ser la desescalada del confinamiento en el futuro próximo. Las imágenes (precedidas del profético ►Reenviado, un detector de bulos natural) ofrecían un escenario bastante creíble, muy detallado y con unas explicaciones de lo más razonables. Lo que no ofrecían por ninguna parte eran el acceso a la fuente original o alguna manera de contrastar de dónde venían. Efectivamente, otro bulo más

Aunque la verdad es que me ha gustado mucho. 

Si esto fuera un juego de rol usuaría esa hoja de ruta para avanzar en la historia. Me la he guardado para hacer un CORONA-BINGO cuando vayan llegando las fechas y así ver cuanto acertó. Pandemia-ficción y profecias a la Nostradamus por la vía digital para estos días tan inciertos.

Ni es el primero ni será el último de los bulos que me lleguen por WhatsApp aplicación de la que me encantaría prescindir y que siento que me tiene secuestrado (vaya tontería, ¿verdad?, pero la maldición del grupo del colegio no se la deseo a nadie). Como conocéis de sobra es un iman de propagación de bulos gigantesco y desde que empezamos la cuarentena, al menos en mi caso, esto se ha multiplicado de una forma insorportable. Es terrible que te lleguen las mismas mierdas sin contrastar por todo tipo de grupos distintos pero lo peor de todo es el ruido que hacen. Practicamente da igual que se desmientan con la misma velocidad que llegan porque siempre impactan de alguna manera, sobre todo los que cuentan lo que el receptor quiere oir. Mi nivel de saturación en este confinamiento es tan demencial que no me creo absolutamente nada de lo que me llegue por allí y, si me apuráis, tampoco de lo que envío yo mismo.

Es una guerra donde el bulo siempre gana porque con sólo generar una pequeña duda ya consigue su objetivo (mi contestación-tipo favorita cuando cuestionas: "bueno, yo te lo envío por si acaso"). El tiempo y la energía que hay que emplear para desmontarlos es inversamente proporcional a la velocidad con la que llegan/golpean/se expanden; un combate absurdamente desigual que desgasta y mina la moral. Ojalá tuviera alguna pauta para poderlos evitar pero en estos días tan proclives a su expansión me está ayudando combatirlos como ya profetizaran Los Simpson.

11 mar 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 1)

Meanwhile, in a coronavirus-infected Madriles:

10/03/2020 - Día 0. Parking de un Mercadona cualquiera.

Pues ya tenemos la histeria del COVID-19 instalada en nuestras calles. Mundo Alocado retransmite desde un bunker ubicado en alguna parte del cinturón sur de Madrid y, oh sí, la paranoia absoluta campa a sus anchas. Hoy es el primer día de la especie de cuarentena a la que se ha sometido a los menores (15 días de cierre de colegios) y, personalmente, estoy viendo de todo. Con lo catastrofista que me suelo poner a veces me resulta muy curioso estar en medio de un escenario pre-apocalíptico... REAL (nunca había vivido medidas de contención de este tipo). No negaría que hasta me produce cierto cosquilleo de satisfacción (rollo ir haciendo una pancarta bonita The End is Nigh para cuando toque) si no fuera porque paso de leer toneladas de memes a hablar con personas a las que el impacto de esta crisis va a destrozar. Dicho esto último, aquí en esta página nos aferraremos siempre al humor como a un clavo ardiendo, así que no hay mucho arrepentimiento por mi parte por post como el del otro día. Que el fin del mundo, o lo que tenga que venir, nos coja riendo. 

Lo he creado yo, estoy muy orgulloso T_T

Quería documentar un poco alguna cosa que otra en la página porque al cotilla del Sr. Forfy del futuro le gustará volver para echar un vistazo. Son días extraños en los que la preocupación y el desdén comparten habitación contigo sin que sepas a quien hacer más caso. Días de risa constante gracias a ese torrencial de memes que caracteriza a cualquier buena crisis que se precie. De entrar en modo alarma-extrema en cuestión de segundos porque descubres que puedes haber estado en contacto con personas contagiadas. De desinformación en vena por estar enfangado entre el sensacionalismo y las fake news (esos audios del WhatsApp que los carga el diablo). De oportunismo político de la mas baja estofa, que no por viejo conocido en estos escenarios de desgracia deja de sorprender. Y, tambien, días de mucho humans of late capitalism (concepto que amamos en esta página) porque una cosa es aprovechar la coyuntura y echar unas risas a costa de gente que arrasa los supermercados como si estuvieramos en Mad Max y otra es ser un auténtico hijo de puta:



Esta ha sido la campaña que Uber Eats lanzó este pasado lunes, diría que justo después de la rueda de prensa donde el Gobierno y la Comunidad de Madrid anunciaban el cierre de colegios. Sinceramente, mi primera reacción cuando ví la imagen fue la de pensar que era fake (casi lo sigo pensando ahora) pero... no, efectivamente, esta gentuza es capaz de eso y mucho más. La verdad es que no tengo mucho más que desarrollar porque la imagen se explica sola, aunque el detalle de ofrecer ese descuento EXTREMO, con la que está cayendo justo ahora, es de rasgarse las vestiduras. Al menos este tipo de crisis hace que muchos de estos monstruos del neoliberalismo más desalmado (o cómo los queráis definir) se quiten las caretas, por si quedaba alguna duda al respecto. Creo que el olor a podredumbre moral os tiene que llegar a través de la pantalla.

Ahora, hay que reconocer que han estado muy avispados e ingeniosos ¡todavía habrá que darles crédito por eso! Miseria en estado puro.