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19 abr 2020

Días de borrasca [víspera de resplandores] (pt. 15)

Truth doesn't make a noise



Durante este domingo tarde me ha llegado por WhatsApp un calendario que desgranaba cómo iba a ser la desescalada del confinamiento en el futuro próximo. Las imágenes (precedidas del profético ►Reenviado, un detector de bulos natural) ofrecían un escenario bastante creíble, muy detallado y con unas explicaciones de lo más razonables. Lo que no ofrecían por ninguna parte eran el acceso a la fuente original o alguna manera de contrastar de dónde venían. Efectivamente, otro bulo más

Aunque la verdad es que me ha gustado mucho. 

Si esto fuera un juego de rol usuaría esa hoja de ruta para avanzar en la historia. Me la he guardado para hacer un CORONA-BINGO cuando vayan llegando las fechas y así ver cuanto acertó. Pandemia-ficción y profecias a la Nostradamus por la vía digital para estos días tan inciertos.

Ni es el primero ni será el último de los bulos que me lleguen por WhatsApp aplicación de la que me encantaría prescindir y que siento que me tiene secuestrado (vaya tontería, ¿verdad?, pero la maldición del grupo del colegio no se la deseo a nadie). Como conocéis de sobra es un iman de propagación de bulos gigantesco y desde que empezamos la cuarentena, al menos en mi caso, esto se ha multiplicado de una forma insorportable. Es terrible que te lleguen las mismas mierdas sin contrastar por todo tipo de grupos distintos pero lo peor de todo es el ruido que hacen. Practicamente da igual que se desmientan con la misma velocidad que llegan porque siempre impactan de alguna manera, sobre todo los que cuentan lo que el receptor quiere oir. Mi nivel de saturación en este confinamiento es tan demencial que no me creo absolutamente nada de lo que me llegue por allí y, si me apuráis, tampoco de lo que envío yo mismo.

Es una guerra donde el bulo siempre gana porque con sólo generar una pequeña duda ya consigue su objetivo (mi contestación-tipo favorita cuando cuestionas: "bueno, yo te lo envío por si acaso"). El tiempo y la energía que hay que emplear para desmontarlos es inversamente proporcional a la velocidad con la que llegan/golpean/se expanden; un combate absurdamente desigual que desgasta y mina la moral. Ojalá tuviera alguna pauta para poderlos evitar pero en estos días tan proclives a su expansión me está ayudando combatirlos como ya profetizaran Los Simpson.

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