Tengo una relación muy complicada con la mayoría de redes sociales pero sobretodo con Twitter. Es un amor-odio prácticamente bipolar, a veces paso horas entre tontunas, memes y troleos diversos y otras me parece un invento del demonio al que prendería fuego. Creo que es porque soy un carcamal por una parte (35 años en el momento que estoy aporreando las teclas) y porque no la entiendo por otra. ¡Que es culpa mía, oigan! Que ya me lo haré mirar y eso pero que it’s my blog and I’ll cry if I want to y también me gusta contar penurias por aquí.
Quizá mi problema sea que me sorprende su alcance, que sea una herramienta tan poderosa donde cualquier tontería adquiere una viralidad absurda. Este altavoz gigantesco es como darle un bidón y una lata de gasolina a los Trolls, y si hablamos de Pro Trolls (concepto que he descubierto hoy mismo) la cosa adquiere tintes apocalípticos:
Resumen rápido para los que vivan debajo de una piedra o nos visiten desde el futuro: Donald Trump tuitea a media noche lo que acabáis de ver en la imagen y (dentro la expresión-que-mas-odio-de-la-historia-de-la-humanidad) incendia Twitter. Las reacciones son diversas pero, para variar, masivas. El tweet se analiza con precisión quirúrgica (la teoría seria mas aceptada es que quería escribir “coverage” y que se quedó dormido) y la riada de memes no se hace esperar. No os llevéis a engaño porque llevo horas riendo y perdiendo el tiempo entre hashtags y ocurrencias pero la cobertura (¿el covfefe?) de la noticia anécdota ha eclipsado cualquier asunto relacionado con este señor en el día de hoy. Y está bien el tema de las risas pero al final va a ser cierto lo del incendio porque no es que los árboles no dejen ver el bosque: es que es pasto de las llamas y la humareda forma una cortina de lo mas apañada
Imagino al Departamento de Crisis, Memes y Troleo de Trump preparando su siguiente ocurrencia con nocturnidad y alevosía. A golpe de chupito.
Pres. Supervillain: cuentas de Twitter más grandes que la vida misma. |