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21 feb 2015

Pseudociencia. Mentiras, fraudes y otros timos (Darryl Cunningham. Editorial Léeme libros. 2014)


Llegué a Pseudociencia. Mentiras, fraudes y otros timos, y por extensión al trabajo de Darryl Cunningham, tras interesarme por todo el tema de los movimientos antivacunas (hablé un poco de esta cuestión en el post dedicado a Órbita Laika). Hay tanto ruido en torno a ese tema concreto y tal disparidad de opiniones que quise documentarme un poco para establecer mi propio juicio de valor. O para reforzarlo, más bien. No deja de sorprenderme que debates de este tipo terminen confluyendo en tertulias de medio pelo que otorgan el mismo peso a voces que no deberían igualarse: no puede concederse el mismo crédito a un profesional en la materia que sea que a determinados personajes mediáticos (pienso en la siempre detestable Mariló Montero, por poner un ejemplo reciente). En el momento que un medio de comunicación otorga la misma ventana de atención a un experto que a un vendedor de humo desaparece el debate para dar paso al circo, algo que gusta mucho en nuestro país porque cualquier cosa que pueda ser objeto de polémica, vende. El problema es que una cosa es banalizar con personajes del corazón y otra bien distinta hacerlo con la salud pública.

El capítulo dedicado al movimiento antivacunas es especialmente bueno. Chapeau.

El libro-cómic de Darryl Cunningham trata este asunto en todos los temas que expone porque el ruido mediático (cuyo fuego siempre es avivado por las posiciones interesadas) es el principal caldo de cultivo de todas las teorías pseudocientíficas que se exponen. En este sentido Pseudociencia hace un compendio de algunas de las más comunes y polémicas de nuestra época como son (entre otras) la homeopatía, el cambio climático o el ya comentado creciente movimiento antivacunas, atreviéndose también con dos clásicos de la conspiranoia negacionista yanqui: la llegada a la  luna y la teoría de la evolución. Todas estas polémicas son desmontadas por el autor, que disecciona los orígenes de cada bulo y las causas de su expansión desenmascarando los fraudes a golpe de evidencias. Lo hace además de una forma muy simple y directa pero que me ha gustado mucho porque creo que no es posible ser más claro en su exposición, algo de lo que se beneficia especialmente una obra cuya columna vertebral es la crítica a esa intoxicación mediática que da pábulo a creencias que no deberían resistir la mera etiqueta de leyendas urbanas. Es especialmente significativo observar como el poso que deja cada tema desgranado da forma a un último capítulo dedicado al negacionismo científico que resume el mensaje de la obra de forma tan sencilla como el propio estilo estilo visual con el que se nos presenta.

El mensaje del libro. No se puede ser más claro.

Como podéis ver por las imágenes, el peculiar estilo gráfico de Cunningham no entra precisamente por los ojos pero, pese a que esto me molestó bastante en un principio, es cierto que logra que nos centremos en lo verdaderamente importante que es el mensaje que quiere transmitir. Además, y esto no es ninguna tontería, no puede negársele un dominio muy bueno de la secuenciación de sus viñetas, algo en lo que seguro que ha tenido que ver su amistad con Scott McCloud (al que, entre otros, dedica el libro). Lo que consigue al final es que cada una de sus exposiciones se convierta en el punto de partida perfecto para empezar a documentarse en profundidad de cada tema, una invitación al lector para que amplíe la información e incluso cuestione lo que le están contando. Se agradece esa sana promoción del escepticismo pero lo que me ha fascinado es la descripción del escenario en el que se desarrollan los acontecimientos: un compendio de tejemanejes, charlatanería, intereses industriales, cortinas de humo y conspiraciones al más alto nivel que dan forma, ni más ni menos, al mundo en el que vivimos. Tan apasionante como aterrador.

2 comentarios :

estrella dijo...

¡Estoy deseando leerlo!

Sr. Forfy dijo...

Pues tenemos pendiente quedar, no te digo más. Me ha gustado muchísimo y pienso que es ideal para leerlo en las escuelas. El autor me tiene fascinado por cierto, creo que me va a dar un arrebato y voy a conseguir todas sus obras.