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8 dic 2014

MonteLab o vivir por encima de las posibilidades de otros


Lo que más me jode de la monserga aquella de que hemos “vivido por encima de nuestras posibilidades” es la parte de verdad que tenía o, mejor dicho, aquellos casos concretos que la justificaban. No hay que ser demagogo ni en uno ni en otro sentido, es completamente cierto que determinados usos y costumbres pre-crisis empujaron a muchas personas (tanto normales y razonables como auténticos inconscientes) a dar sentido a esa frase, a contribuir al mantenimiento de un Sistema™ que se estaba destruyendo a sí mismo con su propia ilógica. Por supuesto no generalizaremos porque en esta página no caemos en errores tan cómodos y, sobre todo, porque la frase ha sido usada como venenoso mantra moralizador por el mismo tipo de impresentables que nos enfangaron en la miseria.


En esta ocasión no tengo que irme muy lejos para hablar del tema porque yo mismo he experimentado el alcance de los tentáculos del Sistema™. Mi historia seguramente sea la de muchos de vosotros: en algún momento entre el 2007 y el 2008 empecé a encadenar trabajos precarios y creo que esto hizo pensar a mi entorno que ya me había asentado en el mundo laboral (¡ja!). Y empecé a sentir la “presión social”: ese entorno comenzó a arrinconarme con la insistente idea de que tenía que comprarme un piso. Sentí todo este proceso como una especie de rito de paso a la vida adulta, no sólo debía independizarme sino que se me estaba inculcando la necesidad de hipotecarme a cualquier precio para conseguir ese ineludible objetivo vital. Por mi parte veía la hipoteca como un ente que requería un sacrificio ritual excesivo (las almas de mis progenitores = su vivienda como aval) pero que parece ser que tenía que aceptar porque era “lo normal”, lo que estaba haciendo todo el mundo, los usos y costumbres de la época. Una inversión segura (“porque los pisos se revalorizan”, blablá…) más que una necesidad de vivienda. Al final no recuerdo muy bien cómo esquivé la bala pero venció el sentido común. Nunca olvidaré como el Sistema™ al completo (bancos, inmobiliarias, entorno social) se confabuló ansioso por encadenarme a unas condiciones que sabía de sobra que no iba a poder cumplir. Y tampoco olvidaré como yo mismo estaba dispuesto a meterme un tiro en el pie y aceptar convertirme en un esclavo de ese Sistema™, por muchos motivos, pero en concreto por poco menos que porque era lo que tenía que hacer.


Por eso mismo me ha gustado mucho el viaje en el tiempo (al lejano año 2007) que propone MonteLab un juego creado por el Laboratorio de Innovación Audiovisual de RTVE que sirve de complemento a un par de documentales que emite estos días Documentos TV (Nuevas ruinas y Gente sin casa) relacionados con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Una experiencia transmedia que han bautizado como docugame y que me ha parecido realmente interesante porque dentro del escenario de ficción que plantea aporta datos y testimonios reales expuestos con toda su crudeza y sin paños calientes. El juego nos convierte en los hipotecados-hasta-las-cejas propietarios de un piso en una cochambrosa urbanización de nueva construcción dónde tendremos que enfrentarnos a la aventura de un mundo en el que el acceso a cualquier servicio básico (colegio, centro de salud, supermercado, recogida de basuras) es una odisea. Por si esto no fuera poco en pleno inicio de la crisis las desgracias no tardarán en sucederse y deberemos afrontar el paro, elevados costes que no podemos asumir, desahucios, etc, mientras nuestros indicadores de calidad de vida y el propio precio de la vivienda se desploman año tras año.

De una factura impecable y cargado de una ironia y humor negro nada sutil, lo que más me ha gustado del juego es cómo aborda determinados lugares comunes y vicios de nuestro Sistema™ con asombrosa fidelidad. Baste el ejemplo de lo particularmente acertada que es la visión que ofrece del tema del alquiler. Si se te ocurre escoger la opción de alquilar un piso escucharás los testimonios de tu cuñado, tu compañero del curro, la señora de la inmobiliaria o tu madre advirtiéndote de tu error. Más real que la vida real, tanto que el propio juego, consciente de que su mera existencia depende de que se den las circunstancias necesarias para el funcionamiento del Sistema™ (hipoteca a 30 años aprox. + compra de piso en el culo del mundo + monsega/beneplácito de todos los agentes implicados), no permite en ningún caso que alquiles el piso y que puedas abandonar en cualquier momento ese lugar instalado en el puto infierno que es MonteLab. Hay bocachanclas y autonombrados gurús en el mundo de los videojuegos (el Sr. David Cage por tirar de ejemplo fácil) que no han ofrecido una experiencia tan realista y demoledora como es vivir (¡sobrevivir!) durante unos minutos en esta urbanización pixelada del averno. Una gratísima sorpresa y una muestra de que en este país podemos estar a la altura de auténticos titanes como la Molleindustria.

2 comentarios :

Mycroft dijo...

Yo no tengo oficio ni beneficio, ni me cogen ya ni de precario, y vivo de pensiones familiares.

Pero lo que explicas es sangrante para mí.
Vengo de una cultura totalmente diferente.

También privilegiada en cierto modo: mi padre fue el número uno de las oposiciones de Telefónica e IBM el mismo año. Es decir, nada que ver con el precariado, aunque ganado a pulso. Hay lenguas que dicen que mi abuelo lo colocó en teléfonica porque se seguí la saga familiar. Nada más lejos, no se soportaban, llegaron a las manos, mi abuelo trató de que no lo cogieran, y mi padre se fue a teléfonos sólo porque significaba un traslado territorial a la otra punta del país
.
A lo que vamos. Vivió años en pisos compartidos 6 años, gastando humildemente. Contempló Toro Salvaje en la marquesina, muriéndose de ganas, y no entró. Compró su piso a tocateja, y el único préstamo que pidió nunca para reformar baño y cocina (1 millón de pesetas de 1982) lo devolvió en un año.

Que a él le dijeran que "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" es como si me escupieran a la cara cada día, Y en cualquier caso ellos han robado por encima de las nuestras.

Sr. Forfy dijo...

Madre mía, tengo que activar el avisador de comentarios que está muy feo hacer esperar tanto al personal... Perdón por la tardanza.

Yo he pretendido contar un poco mi experiencia personal, que es una chorrada pero que creo que a más de uno le resultará familiar. Pienso que esa etiqueta del "vivir por encima de..." es cierta en algunas personas y algunos casos concretos (mi barrio está repleto de chavales de 20 y pocos años que se compraron un Audi A4 con 18... ¿Cómo van a pagar eso? ¿Quién coño les concedió un préstamo? etc...), pero que usar esa frase como mantra para culpabilizar a la ciudadanía de cosas como esto es, exactamente, lo que dices: que te escupan en la cara. Tampoco hay que tirar la piedra y esconder la mano: yo digo que la culpa es del sistema que ha amparado y motivado todo esto.

¿Cómo se podía plantear un banco concederme una hipoteca a mí, con las condiciones precarisimas que tenía en el momento...? Pues cualquiera me la concedía y podía haber picado/aceptado. De hecho era lo normal en aquel lejano año 2007. De aquellos barros estos lodos, preferentes, desahucios, etc.

Lo que está claro es que han robado por encima de nuestras posibilidades. Y ninguno va a pagar por esto.

Abrazo!