Páginas

29 nov 2014

#FeministHackerBarbie

No se puede decir que este año que va tocando a su fin haya sido muy bueno para Barbie. La hemos visto protagonizando todos los titulares equivocados en una especie de bucle retroalimentado: las páginas de tendencias nos hacían notar su alarmante pérdida de popularidad por el viejo tema de representar unos valores (morales, estéticos) que cada vez están más disociados a los tiempos que corren y, en consonancia, las páginas de economía hacían notar que esa falta de popularidad estaba haciendo mucha mella en la cuentas de Mattel. Para colmo de males iniciativas como Lammily, muñeca-protesta con medidas y ropero clase media (y con una exagerada colección de imperfecciones cutáneas de todo tipo en su búsqueda del realismo más allá del realismo) son aplaudidas a rabiar y se consideran una victoria sobre todo lo que representa quien fuera el buque insignia de Mattel. Todo esto ya fue analizado con detalle en 1994 en el episodio Lisa vs. Malibu Stacy de Los Simpson con la diferencia de que 20 años después iniciativas de muñecas-protesta como Lisa Lionheart/Lammily plantan cara sin problemas a todo un imperio empresarial. Y tienen todas las de ganar. David contra Goliath en la era del crowdfunding y lo viral.



Pienso que Mattel está jugando muy mal sus cartas porque, efectivamente y con carácter general, Barbie es y representa todo aquello por lo que es criticada pero un icono con tanta solera e importancia tiene a su alcance la capacidad de redimirse y de adaptarse. No deberíamos olvidar que también ha sido astronauta, doctora o candidata a la presidencia de los Estados Unidos (también ha sido vigilante de la playa, vale) con lo que hay muchas opciones más allá de una visión unidimensional. Y yo invitaría a los incrédulos a ver Barbie: Life in the Dreamhouse una serie de animación maravillosa y completamente metarreferencial en la que la propia Barbie suele reflexionar y lanzar dardos envenenados sobre su absurda condición de muñeca de culto. Sin embargo los buenos ejemplos escasean o no se hacen valer suficientemente y el último tropezón ha sido bastante lamentable, porque aunque todos sabemos que sacarse una ingeniería no es tarea fácil lo que expone el recientemente reeditado [1] libro “Barbie: I can be a computer engineer” es de traca. Cargando una muestra de valores y estereotípos rancios:


Y parecía que iba a enteder de distribuciones LINUX...

Un pequeño resumen: Barbie, en su faceta de rubia tonta e indefensa, nos demuestra que esto de la ingeniera informática y los ordenadores en general le queda un poco grande. La historia nos cuenta como quiere hacer un juego de animalitos felices pero, pobre, no tiene ni idea de programación (ella se encarga de los diseños, ¡sólo es una chica!) así que tiene que llamar a sus amigos-informáticos-pagafantas Brian y Steven para que se encarguen de hacer el juego. Por si esto no fuera poco su ordenador está plagado de troyanos y virus de todo tipo que infectarán el equipo de su hermana, la red de la biblioteca y podrían infectar Matrix si se lo propusiera. El libro no detalla los sitios por los que ha estado navegando Barbie para pillar toda esa mierda pero deben ser de lo más chungo y retorcido. Menos mal que, lo dicho, sus amigos-informáticos-pagafantas están allí para arreglar los estropicios de la rubia. Steven en concreto es el que parece que se va a sumar los puntos por recurrir al truco de hacer como que se preocupa por la hermana pequeña. Bien por él. Esta apasionante aventura termina con Barbie presentado el juego que ha diseñado pero no programado y llevándose todo el crédito ella solita. Está claro que la ambición rubia sabe cómo conseguir lo que quiere... 

Las reacciones no tardaron en surgir, primero en forma de ingeniosos e hirientes comentarios en Amazon y viralizándose después en diversos blogs y webs de todo tipo. Rastreado un poco, creo que el brote inicial surgió en Barbie fucks it up again, un post del blog de Pamela Ribon, escritora, guionista y actriz que como dato curioso puso la voz a Kaori de City Hunter en la versión americana. Allí podéis encontrar toda la historia pormenorizada así como leer el libro, puesto que Pamela lo va comentando página a página, con ira nada contenida. Sin embargo, la mejor reacción ha venido de la mano de Kathleen Tuite, programadora que ha creado la web Feminist Hacker Barbie, en la que están escaneadas todas la páginas del libro para que pongamos el texto que nos de la gana y (en sus palabras), ayudemos a Barbie a ser "(...) the competent, independent, bad-ass engineer that she wants to be (...)" 

En el año del Gamergate, con ciertas sensibilidades de género a flor de piel y con la campaña navideña a la vuelta de la esquina me parece que los responsables de este error no van a recibir cesta de navidad por parte de Mattel este año. Yo me quedo con lo que os decía más arriba, hay que superar la visión unidimensional porque podemos hacer a Barbie más digna entre todos:

Así mucho mejor. Dónde va a parar.

[1] De esto no se ha hablado lo suficiente: este libro que tanta polémica ha generado ahora fue editado originalmente en el año 2010. La edición de 2014 es un retapado que incluye 2 libros en 1 (I Can Be an Actress/I Can Be a Computer Engineer) pero cuyo contenido es exactamente igual. La propia Mattel ha emitido un comunicado de disculpas al respecto haciendo notar tanto este hecho como que la compañía se desmarca de la visión que esa historia ofrece de la muñeca, amen de proceder a retirar el libro del mercado con bastante rapidez. Sorprende lo caprichosa que es la viralidad, hasta que Pamela Ribbon no ha descubierto el libro 4 años después y ha hecho notar su contenido, la bola de nieve de la polémica no ha empezado a rodar.

2 comentarios :

Estrella dijo...

Es curioso que el libro saliera al mercado en 2010. Creo que, igual que en el 94 Lisa ya lo dijo bien claro pero Lammily no ha nacido hasta ahora, esto puede significar que estamos en un punto de la historia en el que no sólo nos comunicamos sino que además reaccionamos. Estoy optimista hoy!

Sr. Forfy dijo...

Está claro que este año están pasando cosas, yo diría incluso que por todo el tema del Gamergate. No se dónde leí que, de alguna manera, que pasen este tipo de cosas es positivo porque se están dando respuestas muy contundentes y colectivas. Yo no estoy optimista nunca: el Observatorio Mundo Alocado no se lo puede permitir. Seguiremos denunciando estás prácticas con la contundencia de un puñetazo en el estómago.

Abrazos!